
HEARTHUNTING-CITAS RÁPIDAS
A lo largo de nuestra experiencia en Colombia y con población latinoamericana, hemos podido observar una característica particular que resaltamos en el trabajo de consecución de pareja: las expectativas afectivas no son las mismas durante la vida de un ser humano; tienen su propio período de maduración o evolución. Es así que, resumiendo nuestras observaciones, podemos clasificar las siguientes agrupaciones de expectativas afectivas (variable independiente), de acuerdo con un rango de edad (variable dependiente), de la siguiente manera:
De 18 a 25 años: El individuo, indistintamente de su género (femenino, masculino) o de su preferencia sexual (hetero, LGBT), generan su principal expectativa afectiva casi exclusivamente en el ENAMORAMIENTO, en el eros, en su impulso sexual, originado de manera contundente y natural en el mismo desarrollo vital de su sistema hormonal. El individuo en esta etapa difícilmente comprende la integralidad del afecto en términos de amor sano (eros+filia+ágape), por lo tanto difícilmente propendrá en la consecución de relaciones que lo integren. Es decir, que su expectativa central está basada en el EROS, en la experiencia sexual, en la exposición y prueba permanente de los retos de tipo seducción, sin mayor propósito que el de disfrutar y congruír con el principio del placer. Es un proceso de alguna manera natural identificado dentro de las diversas conductas exploratorias de los seres vivos. La experiencia afectiva que va adquiriendo el individuo en esta etapa le va construyendo un camino hacia la creación de una realidad integral afectiva: el incorporar dentro de la tríada del amor los componentes esenciales de amistad y colegazgo. Precisamente en esta etapa se generan los principales errores de escogencia afectiva, dado que el individuo cree tener la suficiencia para la toma de una decisión de inversión en planes de vida tempranos, que representan uniones o matrimonios con el tiempo fallidos.
De 25 a 35 años: El individuo, generalmente ha construido un principio de desarrollo en áreas sociales: laboral, académica, intelectual, interacción familiar, etc; es aquí donde el individuo ha procesado experiencias a nivel sexual suficientes para entender que el amor no se encuentra exclusivamente en la experiencia sexual. Se requiere algo más: algo que se debe cultivar, que se debe mantener y por supuesto que se debe manejar con entrenamiento o en su defecto con la consabida regla básica del ensayo y del error. Por supuesto, las decisiones afectivas que se toman en esta etapa van cargadas de un tipo de expectativa mucho más enfocada hacia relaciones afectivas duraderas, sin embargo, no necesariamente van orientadas a uniones o matrimonios “para toda la vida”, se evidencia un tipo de prudencia afectiva, dentro de la cual se presentan profundas frustraciones: por un lado, el impulso de lograr el acierto con la escogencia de su pareja (interpretado “acierto” en esta etapa como “el logro de una relación duradera”, sin establecer con claridad el período de tiempo del término “duradera”) y por otro la vivencia permanente de un sinnúmero de circunstancias de convivencia que generan desasosiego, inquietud, intolerancia, enojo, etc. Esta situación de permanente frustración no es más que la lucha confrontativa del principio del placer contra el principio de realidad, éste último mucho más evidente en esta etapa que en la anterior.
De 35 a 45 años: El individuo, generalmente asentado en el área laboral, económica, social, familiar, intelectual y académica, experimenta (sin importar su situación real: casado, unido, novio, soltero, amante, etc) un estado permanente de reflexión y de auto-cuestionamiento de su expectativa afectiva, usualmente encontrando profundas frustraciones, conflictos y estados sintomáticos (ansiedad, pánico, depresión, entre otros) que se vivencian y se desplazan hacia las diferentes interacciones de pareja que generan. La sensación de desolación es interpretada generalmente como soledad, distorsionando el valor que ésta última aporta al desarrollo integral del individuo. Y surge una poderosa necesidad de “definir” su situación afectiva, intentando combinar un extremo sentido de la prevención ante el fracaso con un extremo sentido de “necesidad” de vivir la vida acompañado de una pareja. Se presentan extremos prejuiciosos y estereotipados del ideal de pareja, se exageran esos ideales y generalmente el individuo permanece en un estado constante de desolación. Aparecen las primeras señales reales de autocuestionamiento filosófico ante la vida y su significado, elementos de encontrar sentido en lo que se hace, en lo que se piensa y en lo que se siente. Etapa difícil pero muy apropiada para el individuo tomar decisiones que corrigen errores previos de escogencia afectiva, y por supuesto generación de decisiones más racionales sobre su vida afectiva.
De 45 años en adelante: El individuo, generalmente en esta época vivencia cambios drásticos a todo nivel: laboral, académico, económico, social, familiar, y por supuesto afectivo. Todo ello acompañado de cambios drásticos a nivel biológico externo e interno. Es un proceso natural y pare el cual usualmente nunca se prepara el individuo. Dentro de todos los cambios que se generan en la vida integral de ese individuo, el afecto se convierte en un elemento de compensación esencial ante las realidades de la naturaleza. Es una etapa donde si bien el elemento erótico está presente de manera menos prejuiciosa, las necesidades se centran prioritariamente en la filia (amistad) y en el ágape (planes de vida, colegazgo). Ello le da sentido a la vida del individuo y una fórmula efectiva de transcurrir esta vivencia natural es acompañado de una pareja. En lo posible compatible en todos los aspectos. Pero esencialmente compatible en el plan de vida. Es aquí donde el modelo de una relación afectiva sana, cimentada por el amor psicológicamente sano, se convierte en un objetivo y en una necesidad inminente para el individuo.
Con base en la clasificación anterior, que pretende simplemente entender cómo se comporta la variable: EXPECTATIVA AFECTIVA, a lo largo de la vida de un individuo, Hearthunting ya dispone de un modelo serio y científico perfectamente entendible por ejemplo para población de más de 30 años de edad. Sin embargo nuestro modelo podría no ser comprendido a plenitud para población menor de 30 años, por las razones expuestas arriba.
Por lo tanto Heartunting ha decidido abrir un área especial que atienda la población 18-30 años de edad, con todo el componente científico del modelo central pero adaptado a la expectativa afectiva de dicha población. Es así que el área nueva de Hearthunting se ha denominado:
HEARTHUNTING (CAZADORES DE CORAZONES)-CITAS RÁPIDAS
Cuyo objetivo poblacional es justamente aquella que se identifique con la expectativa afectiva joven, centrada en el EROS.
Les invitamos a conocer los detalles de nuestra nueva área de acción, consultando nuestro blog:
www.hearthuntingcitasrapidas.blogspot.com
Y a través de facebook:
http://www.facebook.com/profile.php?id=100001625487566&v=info
Edgar León Lozano, Ps.
Director Científico
Hearthunting
Hearthunting, Diciembre de 2010